sábado, 3 de septiembre de 2011

Siddhartha

Siddharta, obra del gran Herman Hesse, es una historia que mezcla la narrativa europea de los escritores de inicios del siglo XX con la mística hindú.

Esperar, meditar y pensar.

Siddhartha es hijo de un bramán que busca el máximo saber, que en este caso es la iluminación. Govinda, su compañero y amigo desde la temprana infancia lo acompaña en parte de esta búsqueda. La búsqueda abarca todo lo terrenal, desde bloquear todas las emociones y sentimientos como samana de la selva; pero los abandonan para conocer al iluminado, al buda Gotama, con el cual Siddhartha intercambia algunas palabras y constata que no se necesita una doctrina a seguir sino vivirlo en carne propia y continúa su peregrinar, sin Govinda que se hace discípulo del mismísimo iluminado.

Siddhartha prueba los placeres de la carne y el juego, vive como rico y saborea todo lo que el dinero puede comprar, hasta que requiere avanzar y un nuevo cambio, siempre hasta que llega al tope de sus límites en esas "enseñanzas".

Hasta eso, me identifico con este libro en más de una cosa, sobre todo en pensamiento y curiosamente he cubierto de una forma "equivalente" algunos de los ciclos de este libro. El enfoque de abandonar todo más de una vez y buscar su único objetivo, es en extremo romántico y muy bien llevado por Hesse. Es demasiado corto, pero tan concreto y fluido que no lo hace un problema, sino que le saca provecho al máximo y uno a veces prefiriera que durara más la historia, pero al analizarla no hay necesidad de agregar nada.

¿Que si lo recomiendo? Yo volvería a leerlo, probablemente lo haga en unos cuantos años que no tenga tan fresca la historia y que tan cerca está en Nirvana.

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