martes, 21 de febrero de 2012

EL viejo y el mar

Este cuento, escrito en 1951 en Cuba, por nada más y nada menos que Ernest Hemingway, fue lo primero que he leído de este mítico escritor estadounidense. Aparentemente, es su trabajo más popular, no por nada le valió el Pulitzer y el libro fue también nombrado cuando ganó el premio nobel. Siempre que pensaba en leer este cuento, me daba flojera por lo poco llamativo del título para mí, decidí probar suerte en un buen rato de ocio nocturno, y ¡Sorpresa!, un relato lleno de matices y calamidades.

Y es que el viejo, también conocido como Santiago, era un pescador en las costas cubanas, con tan mala suerte, que llevaba 84 días sin pescar ni un pez grande, tanto, que Manolín, su ayudante, fue obligado por sus papás a los 40 días a cambiar de jefe, por uno con buena suerte. Santiago, que demuestra ser fiero de voluntad, prevé lo mejor para su día 85 y tras varias charlas de béisbol,  y del gran Joe DiMaggio la noche previa, parte a su destino.

El cuento, en sí, parece una lucha por la vida y el orgullo en todo momento, y una demostración de voluntad; de no rendirse y de darlo todo por el objetivo. Tal es así, que Santiago parte más mar adentro que lo usualmente normal, y es recompensado con que un marlín gigantesco pique, demasiado grande para pescarlo, decide debatirse 3 días, siendo arrastrado al noreste.En todo momento, durante 3 días, compite y pelea con el gran pez, Santiago sueña y medita de su vida pasada, de sus grandes momentos y sus anécdotas y recuerdos, muchas veces hablando en voz alta, otras simplemente recordando en sus pensamientos. En todo momento, parece que el viejo nos va a dar lástima, para inmediatamente, demostrarnos su valor y perseverancia a prueba de todo.

Con un desenlace distinto de lo habitual, que al mismo tiempo nos enseña humildad, acaba esta épica del viejo contra el marlín, con el mar como testigo y compañero.

Ahora en lo que pienso es, cuando conseguir y leer la próxima novela suya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario